Estrés: qué es y cómo prevenirlo

El estrés es la respuesta física, mental y conductual del cuerpo ante cualquier cambio para adaptarse eficazmente a las nuevas circunstancias. El psicólogo Hans Selye dijo: «algo de estrés es esencial y saludable; la cantidad óptima de estrés es ideal, pero demasiado estrés es dañino».


Existen dos tipos de estrés:
1. Eustrés o estrés positivo: presenta una oportunidad para el crecimiento personal, produce motivación para hacer las tareas cotidianas, para cumplir las metas y objetivos, y  te da sentimientos de emoción y desafío.

2.  Distrés o estrés negativo: es causado por eventos no solucionados de manera adecuada, y produce problemas para la salud física, mental y emocional. De hecho muchas enfermedades médicas están estrechamente relacionadas con el distrés como: la hipertensión, distintas enfermedades coronarias, el asma, la gripe, el cáncer, el híper e hipotiroidismo, las úlceras de estómago, el síndrome del intestino irritable, cefaleas, el dolor crónico, contracturas musculares.    

Estímulos.
El estrés en si no es malo, el problema viene cuando no lo sabemos controlar y el estrés termina contralándonos a nosotros. Todo depende del tipo de respuesta del organismo ante el estresor, es decir, ante cualquier estímulo externo o interno causante de un desequilibrio o de un cambio para tu vida. Este estímulo puede ser percibido como agradable (una boda) o amenazante (una enfermedad terminal).
Los estímulos pueden ser:
1.  Físicos:
·         Traumatismos
·         Infecciones crónicas
·         Calor o frío intenso
·         Cirugías
·         Inmovilizaciones parciales o completas
·         Parto

2. Psicológicos:
·         Emociones fuertes
·         Relaciones amorosas
·         Problemas familiares
·         Competitividad  de la  vida moderna
·         El tipo de personalidad.
             

Síndrome general de adaptación.
Ante una situación de cambio, el organismo emite una respuesta con el fin de adaptarse, independientemente del estímulo estresor. A esto se le conoce como el síndrome general de adaptación y consta de tres fases:
1.    Alarma: ante la aparición de un estresor el organismo empieza a desarrollar una serie de alteraciones fisiológicas y psicológicas que lo predisponen para enfrentarse a la situación estresante. Aquí todavía se tiene el poder para controlar la situación.
Sus síntomas son:
a)    Aumenta la frecuencia cardíaca.
b)    Se contrae el bazo, liberándose gran cantidad de glóbulos rojos.
c)    La sangre abandona los puntos menos importantes, como la piel (aparición de palidez) y las vísceras intestinales, para acudir a los músculos, el cerebro y el corazón, conocidas como las zonas de acción del cuerpo humano.
d)    Aumenta la capacidad respiratoria.
e)    Se produce una dilatación de las pupilas.
f)     Aumenta el número de las defensas del cuerpo.

2.   Resistencia o adaptación: se desarrollan un conjunto de procesos fisiológicos, cognitivos, emocionales y comportamentales destinados a «negociar» la situación de estrés de la manera menos nociva para la persona. Se presentan síntomas como:
a)    Disminución de la resistencia general del organismo.
b)    Disminución del rendimiento de la persona.
c)    Menor tolerancia a la frustración.
d)    Presencia de trastornos fisiológicos más o menos permanentes y también de carácter psicosomático.

3. Agotamiento: comienza cuando el organismo se ve incapaz de superar, adaptarse o afrontar la presencia de factores percibidos como una amenaza. Los trastornos fisiológicos, psicológicos o psicosociales tienden a ser crónicos o irreversibles.
Aparecen los siguientes síntomas:
a)    La respuesta no es apropiada
b)    Las facultades de pensamientos son disminuidas
c)    Se manifiesta un estado de desorganización
d)    El individuo no funciona en su nivel óptimo
e)    Fatiga
f)     Ansiedad
g)    Depresión


Señales de alerta.
Existen diferentes señal para saber si estamos en una situación de estrés que no está siendo controlada adecuadamente.
      Dolores de cabeza.
      Dolores musculares.
      Alteraciones del sueño.
      Indigestión, diarrea o vómitos frecuentes.
      Alta presión arterial.
      Irritabilidad
      Sensaciones de inquietud constante.
      Problemas en las relaciones interpersonales.
      Alteración del apetito.
      Problemas de memoria.

Prevención.
El estrés es parte de nuestra vida y por lo tanto no podemos evitarlo, pero sí podemos realizar una serie de acciones que nos ayudaran a afrontarlo de la mejor manera.
·         Haz ejercicio regularmente
·         Toma suficiente agua.
·         Descansa lo suficiente.
·         Evita los cigarrillos, las drogas, y el alcohol.
·         Recuerda que todo problema tiene solución.
·         Planifica bien tu tiempo. (Usa una agenda)
·         Aprende a decir no.
·         Toma tiempo para algún pasatiempo.
·         Rodéate de buenas amistades.
·         Oxigena tu cerebro: respira profundamente.

Como dijo Hans Selye: «algo de estrés es esencial y saludable; la cantidad óptima de estrés es ideal, pero demasiado estrés es dañino». 


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