Cómo disminuir las quejas en el trabajo

La queja es una costumbre recurrente causada por la frustración, de un malestar o un daño ya sea hacia los demás o a uno mismo. Quejarnos cuando somos víctimas de injusticia o de abuso, quejarnos cuando las cosas salen mal o cuando no recibimos conforme a lo acordado es válido. Entonces, ¿cuál es el problema con las quejas? Buscar constantemente de qué o de quién quejarnos sin hacer nada para cambiar la situación.



Quejarse de manera excesiva trae consecuencias como:

1. Mayor estrés. 
Cuando tienes pensamientos negativos y usas tu energía para expresar solo quejas tus niveles de adrenalina aumentan y se libera cortisol en tu organismo. Esta hormona causa daños en tu organismo pues causa presión alta, problemas digestivos, dolor de cabeza. Además el estrés puede llevarte a la ansiedad y a la depresión. 

2. Vías negativas únicamente.
Las quejas constantes impiden ver todo el panorama y buscar un cambio o soluciones para el problema en cuestión. A toda solución se le mira un problema y todo problema es una razón para quejarse. No hay avance en el trabajo, no se ve ningún progreso y tampoco hay cambios para mejorar la situación. 

3. El clima laboral se afecta.
Cuando una persona vive con quejas todo el día, las personas se alejen de él. A nadie le gusta convivir con quien vive quejándose de todo y peor aún, culpa a todos por lo sucedido y no hace nada para solucionarlo. Esto provoca afectaciones al clima laboral.

4. Afecta la capacidad de resolver problemas.
Si en lugar buscar soluciones solo te quejas, entonces le impedirás a tu cerebro ser capaz de buscar nuevas soluciones a los problemas y también le impedirás desarrollar su creatividad. Por esta razón una persona que se queja constantemente no puede generar soluciones. 


¿Qué podemos hacer con las quejas?

1. Cambia la queja por la gratitud. 
Elimina las quejas. En lugar de decir ¡tengo mucho trabajo! Puedes decir: gracias porque tengo trabajo. En lugar de ¡qué fastidio trabajar con fulanito! Puedes decir gracias porque puedo trabajar en compañía de alguien. En lugar de ¡solo tengo una hora para comer! Agradece porque tienes tiempo para comer. 

2. Quita los absolutos de tu vocabulario. 
Decir todo me sale mal, no saben hacer nada bien, siempre se equivocan, nunca me hacen caso impiden ver el panorama completo. Piensa ¿de verdad siempre sucede eso? Tal vez hoy no salió bien alguna situación pero hubo otras situaciones que sí han salido bien. Si lo cambias por un hoy está situación salió mal es diferente y podrás encontrar la solución.  Quizá un compañero sea el problema, pero no todos lo son. 

3. No etiquetas. 
Cuando cometemos un error o alguien comete uno, solemos etiquetar y decir soy o eres un tonto. En lugar de eso di “hice o hiciste algo tonto pero voy o vamos a solucionarlo.” 

4. Ofrece soluciones. 
De nada sirve quejarse --aun cuando la queja sea válida y tengas razón-- si no presentas una solución. ¿Qué sugerencias propones para solucionar la situación? ¿Qué puedes hacer tú para cambiar la situación? 

5. En el tiempo y con la persona correcta.
Si algo no te gusta, si una persona hizo algo que te causó algún problema, entonces habla con esa persona no vayas con alguien más y te quejes de lo que otro hizo, tampoco dejes pasar mucho tiempo. De nada sirve quejarse por algo que sucedió semanas o meses atrás cuando la situación ya había pasado. 


Las quejas en el trabajo tienen su lugar y su tiempo. Las quejas nos ayudan a cambiar las cosas cuando tenemos el enfoque correcto. Antes de quejarte por alguna situación, busca una solución y piensa qué puedes hacer para cambiarla. No se trata de pasar por alto lo malo sino de evitar que ese se vuelva un estilo de vida que a la larga afecte tu trabajo. 

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